viernes, 28 de marzo de 2008

Las Palabras

Por Julio Cortázar

Si algo sabemos los escritores es que las palabras pueden llegar a cansarse y a enfermarse, como se cansan y enferman los hombres y los caballos. Hay palabras que, a fuerza de ser repetidas y muchas veces mal empleadas, terminan por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad.

En vez de brotar de las bocas o de la escritura como lo que fueron alguna vez, flechas de la comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad, las vemos o las oímos caer como piedras opacas, empezamos a no recibir de lleno su mensaje o a percibir solamente una faceta de su contenido, a sentirlas como monedas gastadas, a perderlas cada vez más como signos vivos y a servirnos de ellas como pañuelos de bolsillo, como zapatos usados.

Sabemos que hay palabras-clave, palabras-cumbre que condensan nuestras ideas, nuestras esperanzas y nuestras decisiones, y que deberían brillar como estrellas mentales cada vez que se las pronuncia. Sabemos muy bien cuáles son esas palabras en las que se centran tantas obligaciones y tantos deseos: libertad, dignidad, derechos humanos, pueblo, justicia social o democracia, entre otras muchas.

Ahí estan otra vez porque ellas aglutinan una inmensa carga positiva, sin la cual nuestra vida, tal como la entendemos, no tendría el menor sentido, ni como individuos ni como pueblos. Aquí están otra vez esas palabras, las estamos diciendo, las estamos escuchando. Pero en algunos de nosostros, acaso porque tenemos un contacto más obligado con el idioma, que es nuestra herramienta estética de trabajo, se abre un sentimiento de inquietud, un temor que sería fácil callar en el entusiasmo y la fe del momento, pero que no debe ser callado cuando se le siente con la fuerza y la angustia con las que a mí me ocurre siempre.

Una vez más, como en las reuniones, tantos coloquios, mesas redondas, tribunales y tantas comisiones, surgen entre todos nosotros palabras cuya necesaria repetición es una prueba más de su importancia.

Pero, a la vez, se diría que esa reiteración las está limando, desgastando, apagando. Digo libertad, digo democracia y, de pronto, siento que he dicho esas palabras sin haberme planteado una vez más su sentido más hondo, su mensaje más agudo, y siento también que muchos de los que las escuchan las están recibiendo a su vez como algo que amenaza convertirse en un estereotipo, o en un cliché sobre el cual todo el mundo está de acuerdo, porque esa es la naturaleza misma del cliché y del estereotipo. Anteponer un lugar común a una vivencia, un convencimiento a una reflexión, una piedra opaca a un pájaro vivo.

*** Leer la conferencia completa en http://www.casadelasamericas.org/publicaciones/revistacasa/249/paginasalvadas.pdf

domingo, 23 de marzo de 2008

Homenaje al Che

Hola!!! Copio un fragmento del documento colectivo publicado recientemente por Amauta (ver link en este blog) a propósito del 80 aniversario del nacimiento del Che. Me parece que es un texto movilizador, contundente y necesario. Ojalá puedan tomarse unos minutos para leerlo completo. Abrazos. Fernando
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Homenaje al Che Guevara a 80 años de su nacimiento
Documento colectivo. Argentina, 2008
Ernesto Che Guevara, máximo símbolo de la revolución latinoamericana. Estrella incandescente de la rebeldía popular, los sueños de la juventud y los proyectos colectivos de cambios radicales y transformaciones de fondo. Pensamiento, militancia y acción en función de una estrategia de poder, contra el imperialismo y el capitalismo, por la liberación nacional y el socialismo en nuestra América. Así, de este modo, varias generaciones se vincularon al Che durante las décadas de los años ’60 y ’70. No como un atractivo objeto de mercado, vaciado de contenido, sino como expresión del proyecto político de revolución socialista continental. Con campos de concentración, secuestros, desapariciones, violaciones, cárcel, exilio, represión y muchas dictaduras militares asesoradas por la CIA y el Pentágono, el imperialismo yanqui y sus socias menores, las burguesías criollas, ahogaron esos proyectos populares a sangre, tortura y fuego. Más de 100.000 desaparecidos quedaron como secuela en toda América Latina, desde Guatemala y Colombia hasta Argentina, desde Chile hasta Perú, desde El Salvador hasta Bolivia, en todo el continente miles y miles de jóvenes militantes y combatientes dieron su vida siguiendo, día a día, el ejemplo del Che. Sólo con un genocidio brutal se podía parar tanta voluntad de lucha y tanto ejemplo de vida. Las burguesías no dudaron un segundo a la hora de defender sus negocios, sus cuentas bancarias, sus empresas, sus latifundios, sus billetes. Durante esos años tenebrosos el Che Guevara se volvió un desaparecido más. (El documento continúa en www.lahaine.org/amauta. Ver la entrada titulada "Iniciativas Homenaje al Che (Argentina. 2008)".